Me gustaría que ahora mismo el tiempo pasara muy deprisa, tanto que ya estuvieras aquí, y así poder verte, y abrazarte... Poder sentir tus brazos alrededor de mi cintura y pensar que estoy tocando el cielo con la punta de los dedos, ese cielo que tantas veces se ha prometido y que tan pocas personas han conseguido alcanzar.
Yo de momento voy surcándolo montada en mi nube, una nube que tan pronto se siente radiante de felicidad como se desploma en gotas de lluvia. Una nube en la que navegan mis sueños, mis ilusiones, mis esperanzas, confiando en que cuando llore esas gotas vayan a parar al mar para después volver a ascender al cielo, formando de nuevo parte de ella.

Y mientras tanto te sueño, te escribo, te anhelo. Recuerdo tus besos escondidos y las yemas de tus dedos recorriendo la palma de mi mano, buscando un camino invisible para la mayoría de los mortales. Y a la vez que recuerdo ansío los paseos por el parque, redescubrir una ciudad única, los besos prometidos y aquella tarde de cine que nos espera.
Porque me gusta tenerte cerca. No sé por qué, pero me gusta.
Quiero volver a pulsar el play y que todo empiece a girar, pero que esta vez empiece de verdad.

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